¿Qué es más importante en el sonido en vivo: volumen o calidad?
- Jesus Hurtado - Sonido
- 15 abr
- 2 Min. de lectura

En estos días estuve en conversaciones con un amigo y colega sobre este tema. Muchas personas piensan que por tener equipos de alta gama va a responder bien el sonido y que se le puede dar un buen nivel, porque el equipo va a soportar dicha presión sonora, pero a veces se olvida que el volumén excesivo puede ser perjudicial en la calidad del audio que queremos.
Cuando hablamos de sonido en vivo, una de las preguntas más frecuentes —y a veces más debatidas— es: ¿qué importa más, el volumen o la calidad del sonido? La respuesta, aunque sencilla, suele olvidarse en medio del bullicio de un evento: la calidad siempre debe estar por encima del volumen.
Volumen no es igual a buena mezcla
En muchos eventos, sobre todo en conciertos o reuniones masivas, se tiende a subir el volumen con la idea de que "más fuerte suena mejor". Pero esto es un gran error. Un sistema de sonido, por más costoso o profesional que sea, puede sonar mal si el volumen está mal gestionado. De hecho, cuando hay demasiado volumen o una mezcla saturada de frecuencias mal equilibradas, lo que el público percibe no es claridad, sino bulla.
La distorsión, la fatiga auditiva y la pérdida de inteligibilidad (sobre todo en voces) son consecuencias comunes cuando el enfoque se basa solo en sonar fuerte.
La acústica también importa
Otro punto crucial que muchas veces se pasa por alto es la acústica del lugar. No es lo mismo mezclar en un espacio cerrado con muchas reflexiones (como un auditorio con paredes lisas) que al aire libre, donde el sonido se disipa de otra forma. En recintos cerrados, la reverberación puede ensuciar el sonido si no hay un tratamiento acústico adecuado. En cambio, en espacios abiertos, aunque hay menos rebote, también se pierde presión sonora con más rapidez, lo que requiere otro enfoque en la mezcla y la cobertura del sistema.
Es por eso que un sonidista profesional no solo se enfoca en los niveles de volumen, sino en adaptar la mezcla al entorno, manejando los tiempos de retardo, el paneo, la ecualización general y el direccionamiento de las cajas de sonido para lograr un resultado balanceado y claro.
¿Entonces qué priorizar?
En resumen:
La claridad y calidad del sonido deben ser la prioridad.
Un volumen equilibrado permite escuchar los detalles sin fatigar al público.
La acústica del lugar es un factor determinante en cómo se percibe el sonido.
No todo se trata de tener el mejor equipo, sino de saber usarlo con criterio.
Recordemos que el buen sonido en vivo no es solo para impresionar, sino para comunicar de manera efectiva lo que se está transmitiendo, sea un mensaje, una canción o una experiencia.
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